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miércoles, 17 de octubre de 2018

La crisis de los extremos en el fútbol chileno

Sagal y Fernandes | Imagen extraída en Ahora Noticias
Cuando Nicolás Larcamón llegó a Huachipato buscó desde el primer día replicar el funcionamiento que le dio a Antofagasta y que le permitió emigrar al sur del país: salida desde el fondo, presión arriba y un constante juego por las bandas.
El técnico argentino acostumbra a usar tres puntas en ataque y cuatro en el fondo. En el cuadro puma, Bryan Carvallo se acomodó por la izquierda y Mario Briceño con Germán Estigarribia alternaron  por la derecha. Flavio Ciampichetti era el nueve.
La Usina trajo a Gabriel Torres y al venezolano José Caraballo como refuerzos. En las primeras cuatro fechas Huachipato acumuló una derrota, un empate y dos victorias, la última un sólido triunfo por 3-0 a Universidad de Concepción que lo dejaba como el equipo más goleador del campeonato.
Con el correr de las fechas el acero cosechó una mala racha de once partidos consecutivos sin conocer de triunfos en el torneo nacional. La situación era crítica para el club. Los hinchas manifestaron su descontento a la directiva con una marcha en Talcahuano y Larcamón meditó su continuidad, sin antes intentar dar vuelta la situación.
El sistema con tres atacantes no estaba dando resultados; Caraballo no encontraba los espacios para encarar y Javier Parraguez cada vez que entraba no podía anotar. Ante la UdeC (0-1) fue la última vez que Larcamón salió con tres puntas desde el inicio. El trasandino empezó a utilizar a dos delanteros y logró cortar la sequía con un triunfo por la mínima sobre Audax Italiano apoyada en una línea de a tres que después volvió a modificar.
Finalmente, tras la paridad sin goles contra Antofagasta, Larcamón dio con el equipo después de una larga búsqueda gracias a un 4-1-2-1-2 que encajó muy bien en el plantel. Caraballo salió de la titularidad y Parraguez con Torres se consolidaron como dupla de ataque. Hoy Huachipato suma cinco victorias en línea (14 goles convertidos) y goza de un momento que lo ilusiona para clasificarse a Copa Sudamericana.
En todo este tiempo Larcamón experimentó la “crisis de los extremos” que existe en el fútbol chileno. Hugo Vilches, ex técnico de Audax Italiano premiado el año pasado como el mejor de la temporada, tuvo que abandonar antes de tiempo porque no pudo sacarle rendimiento al equipo con Sebastián Abreu de nueve y dos por los costados. Su reemplazante Juan José Ribera cambió a un 3-5-2 y actualmente el conjunto itálico también es uno de los de mejor presente del certamen chileno.
Frank Kudelka sigue sin mostrar un salto en calidad respecto al anterior proceso, en parte por el mal posicionamiento de Gonzalo Jara -o simplemente por incluirlo de titular- e insistir con Francisco Arancibia por la banda.
Héctor Tapia se vio forzado a jugar con tres atrás para ser competitivo en Copa Libertadores. Eliminado de esta competición, Tito volvió a poner hombres en las puntas (uno de ellos el juvenil Morales) y los resultados están a la vista.
Ivo Basay llegó a Palestino y alineó a Roberto Gutiérrez y Matías Campos en la semifinal de vuelta de Copa Chile, alejándose de los tres atacantes que usaba Sebastián Méndez. La sub-20 de Robles prueba con Morales y Guerra, dos centrodelanteros sacrificados a la banda.
Quizás el Antofagasta de Gerardo Ameli es el que mejor saber jugar con el esquema heredado por Marcelo Bielsa gracias a un brillante Eduard Bello, quien suele cambiarse de banda con Felipe Flores en los segundos tiempo.
Esta “crisis”, que en el fondo se puede traducir al aprendizaje de los rivales para contener esta manera de encarar los partidos, también la vive la selección chilena. Reinaldo Rueda juega con tres arriba y así lo ha hecho en cada uno de los amistosos. Los encuentros contra Perú y México evidenciaron aún más los problemas de la Roja en la ofensiva, con Junior Fernandes y Ángelo Sagal sin ser capaces de encarar, torpes con el balón y colmando la paciencia del hincha.
Aunque hay que decir que Rueda los pone a perfil cambiado, estos jugadores no aprovecharon la oportunidad y el estratega colombiano deberá decidir si sigue confiando en ellos o debe pensar en otros. Si se inclina por lo segundo cabe la pregunta: ¿y a quiénes? ¿Hay más delanteros externos que puedan ser titulares en Chile? Esperemos que sí y es tarea del cuerpo técnico de buscarlos. Si no los encuentra no sería descabellado que en Pinto Durán se discuta la posibilidad de un cambio de esquema.

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