Diego Maradona y el balón |
Se va un genio. Un irreverente. Un destinado a ser grande desde pequeño. Un artista que con su su zurda mágica entregó alegrías a una nación particular y a los seguidores de este deporte llamado fútbol.
Dios le dio un don y lo supo aprovechar. Desde que brillaba en Cebollitas, la escuelita de fútbol de Argentinos Juniors, pasando por La Paternal, Boca, Barcelona, Nápoles, Sevilla, Rosario y hasta su último día como futbolista activo, cuando se despidió en La Bombonera con la “10” de Román, con un discurso que pasó a la historia.
Debut como profesional diez días antes de cumplir los 16. Entrevistas, notas, elogios, críticas. El mejor está acá. Todos lo van a ver. ¿Qué tan bueno será? ¿Hasta dónde nos podrá llevar este chico humilde de Villa Fiorito?
Descartado para el Mundial del 78’, tuvo su revancha al año siguiente en Japón cuando ganó el Mundial juvenil. Cuatro años redondos con su club de origen para ser traspasado a Boca Juniors, Metropolitano del 81’ conquistado y parte a Barcelona. Los años felices quedan atrás. Ahora tiene una nueva responsabilidad: la de demostrar ser el mejor de todos.
Tres títulos con el Barcelona en dos años entre lesiones, duras patadas y expulsiones, para reencontrarse con el fútbol en el sur de Italia, en una ciudad donde vivió los mejores momentos de su carrera y un club, el Napoli, que comenzó a ser temido por los rivales del norte, los que siempre se llevaban los grandes triunfos.
Y en medio de ese paso un Mundial, su Mundial, México 86’, cinco goles y una obra maestra que lo catapultó definitivamente al estrellato.
Todo lo demás es conocido. Sus dos scudettos y una Copa UEFA con los napolitanos más una nueva final de un mundial como sus últimos logros deportivos, para cerrar una carrera espectacular en lo que él más sabía hacer, lo que lo llevará a ser recordado por siempre por los que amamos este deporte.
Desde acá un humilde homenaje a este gran futbolista. Gracias Diego. Descansa en paz.
Dios le dio un don y lo supo aprovechar. Desde que brillaba en Cebollitas, la escuelita de fútbol de Argentinos Juniors, pasando por La Paternal, Boca, Barcelona, Nápoles, Sevilla, Rosario y hasta su último día como futbolista activo, cuando se despidió en La Bombonera con la “10” de Román, con un discurso que pasó a la historia.
Debut como profesional diez días antes de cumplir los 16. Entrevistas, notas, elogios, críticas. El mejor está acá. Todos lo van a ver. ¿Qué tan bueno será? ¿Hasta dónde nos podrá llevar este chico humilde de Villa Fiorito?
Descartado para el Mundial del 78’, tuvo su revancha al año siguiente en Japón cuando ganó el Mundial juvenil. Cuatro años redondos con su club de origen para ser traspasado a Boca Juniors, Metropolitano del 81’ conquistado y parte a Barcelona. Los años felices quedan atrás. Ahora tiene una nueva responsabilidad: la de demostrar ser el mejor de todos.
Tres títulos con el Barcelona en dos años entre lesiones, duras patadas y expulsiones, para reencontrarse con el fútbol en el sur de Italia, en una ciudad donde vivió los mejores momentos de su carrera y un club, el Napoli, que comenzó a ser temido por los rivales del norte, los que siempre se llevaban los grandes triunfos.
Y en medio de ese paso un Mundial, su Mundial, México 86’, cinco goles y una obra maestra que lo catapultó definitivamente al estrellato.
Todo lo demás es conocido. Sus dos scudettos y una Copa UEFA con los napolitanos más una nueva final de un mundial como sus últimos logros deportivos, para cerrar una carrera espectacular en lo que él más sabía hacer, lo que lo llevará a ser recordado por siempre por los que amamos este deporte.
Desde acá un humilde homenaje a este gran futbolista. Gracias Diego. Descansa en paz.
Fuente: El Esférico Está Rodando